Gloria a Dios en las alturas,
que mostró su gran amor,
dando a humanas criaturas
un potente salvador.
Con los himnos de los santos
hagan coro nuestros cantos
de alabanza y gratitud,
por la divinal salud;
y digamos a una voz:
¡En los cielos, Gloria a Dios!
Gloria a Dios la tierra cante
al gozar de su bondad,
pues le brinda paz constante
en su buena voluntad.
Toda tribu y lenguas todas
al excelso elevan odas,
por el rey Emmanuel
que les vino de Israel;
y prorrumpan a una voz;
¡En los cielos, Gloria a Dios!
Gloria a Dios la iglesia entona,
rota al ver su esclavitud
por Jesús que es su corona,
su cabeza y plenitud.
Vigilante siempre vive
ya la lucha se apercibe,
mientras llega su solaz
en la Gloria la plena paz;
donde exclaman a una voz:
¡ En los cielos, Gloria a Dios!