Tito y el extraño ser del bosque misterioso

Un cuento de Daniel Galatro ©2007

Tito era un niño algo travieso.

Por eso su mamá le hacía muchas recomendaciones cada vez que él salía a jugar en el bosque.

"¡Tito! ¡Debes tener mucho cuidado cuando caminas y nunca pisar un hormiguero! Las hormigas te picarán muy fuerte y te harán doler."

"¡Tito! No hables con ningún extraño que se cruce en tu camino. Si ves alguien a quien no conoces, regresa rápido a casa."

"¡Tito! No te alejes demasiado ni estés fuera cuando comienza a oscurecer."

Es que más de una vez Tito se había metido en problemas por no hacer caso de las recomendaciones de su mamá y el susto los había hecho pasar a todos algunos malos momentos.

Tito salió de su casa y muy poquito tiempo después ya estaba entrando en el gran bosque cercano a ese pueblo.

Se llamaba "Bosque de los Pinos Azules" pero todos lo conocían como "el bosque misterioso" porque algunos contaban historias terribles que decían que habían ocurrido allí.

Pero Tito no tenía miedo. Él pensaba que conocía muy bien ese lugar y que el bosque no tenía nada de misterioso sino mucho de interesante.

Lo que Tito no sabía era que ese día había alguien nuevo en el "Bosque de los Pinos Azules". Alguien que había llegado desde un lugar lejano, escapando de unos cazadores que lo perseguían para matarlo.

De pronto, cuando Tito caminaba feliz y tranquilo por un sendero que conducía a un pequeño lago, notó que por allí no se encontraban los animalitos de siempre. No pudo ver pasar ninguno de los pajaritos que todos los días volaban de un árbol a otro para buscar alimento para sus pichones. Tampoco estaban las ardillas que lo conocían y se acercaban a él sin temor. Ni los pequeños ciervos.

Nadie se veía por allí. Era como si algo extraño los hubiese asustado tanto que había hecho que se escondieran o se alejaran de los alrededores del pequeño lago.

Tito sintió temor también y pensó que lo mejor era salir rápidamente del bosque y regresar a su casa. Cuando apenas comenzaba a darse vuelta, pudo escuchar un suave silbido que venía de un grupo de árboles cercanos.

Era un sonido raro pero muy agradable. Como una música dulce que hizo que Tito se quedara quieto esperando oírla otra vez.

Nuevamente sonó, más dulce que antes. Y luego otra vez. Y otra.

Tito estaba sorprendido pero ya no sentía temor. Los silbidos tan agradables lo habían hecho olvidar de su propósito de regresar a casa a toda velocidad.

Luego, muy despacito, algo fue saliendo de entre los árboles y mientras iba avanzando lentamente continuaba silbando de tanto en tanto.

Cuando abandonó la zona más oscura y llegó a un lugar donde el sol podía atravesar el follaje de la copa de los árboles, Tito pudo verlo mejor.

"No hables con ningún extraño que se cruce en tu camino", le había ordenado su mamá. Pero Tito pensó que se refería a seres humanos y este ser no era humano.

-"¿Quién eres?" - preguntó el niño.

La única respuesta que obtuvo fue un silbido, esta vez más largo, suave y dulce que los anteriores. Sonó hasta que quien lo emitía se detuvo a pocos pasos de Tito que lo observaba con mucha atención.

No era alguien muy grande ni de aspecto terrible ni espantoso. Era pequeño como él, con una carita simpática en la que se podía ver una sonrisa muy amable.

Cubierto de un pelaje que parecía suave, podía ser confundido desde atrás con un pequeño oso. Pero tenía el rostro casi humano, con dos grandes ojos hermosos, una nariz pequeña y una boca enorme con rojos labios gruesos.

Con esos labios especiales podía silbar tan suave y dulcemente.

Tito se sintió muy atraído por ese extraño ser. Era como un gran muñeco de peluche, tan grande como él, que podía hacer con su boca una música muy hermosa.

El niño decidió que no era alguien peligroso. Pensó que quizá se harían amigos como él lo era de ardillas, ciervos y pajaritos. Hasta podría invitarlo a visitar su casa para jugar juntos allí.

"¡Hola!" - le dijo. - "Me llamo Tito. ¿Quieres ser mi amiguito?"

El niño comenzó a acercarse poco a poco al nuevo habitante del bosque mientras éste seguía emitiendo suaves y melodiosos silbidos entre sonrisa y sonrisa.

Ya estaba muy cerca de él cuando el raro animal, porque seguramente era un animal, dejó de silbar y de sonreír. Su rostro se puso muy serio y sus labios se entreabrieron para dejar ver enormes y afilados colmillos. Parecía dispuesto a atacar a Tito en ese mismo momento. El pequeño ya no podría escapar para ponerse a salvo.

Sonó un disparo y luego otro. El extraño ser cayó pesadamente casi junto a los pies de Tito.

En unos pocos segundos dos cazadores llegaron allí a toda carrera. Uno de ellos tomó al niño por un brazo y lo alejó del animal muerto.

"No sabes de lo que te has salvado" - le dijo. - "Este es un Ursus Silbador. Hay muy pocos en el mundo y son muy peligrosos. Con sus dulces silbidos atrae a los niños y luego se los come."

"En nuestro pueblo" - agregó el otro hombre - "mató y devoró a varios pequeños, entre ellos a un sobrinito mío. Por eso veníamos persiguiéndolo hasta que lo encontramos justo a tiempo. Ibas a ser una más de sus víctimas, sin duda."

Tito les dio las gracias y partió corriendo hacia su casa. Cuando le contó a su madre la terrible aventura vivida, ella lo abrazó muy fuerte mientras le decía:

"Hijito mío. La mayoría de la gente, especialmente los niños, cree que alguien peligroso debe ser gigantesco y horrible. Si es malo debe ser feo, causar terror en quien lo mire y hasta echar fuego por la boca o por los ojos.

Pero casi nunca es así. Los verdaderamente peligrosos no son enormes ni horribles. Suelen ser bellos, simpáticos y agradables. Buscarán atraerte con un dulce, con bonitas palabras o con un silbido armonioso y suave como el de este animal.

Entonces los niños y también los grandes son atraídos por ellos y así sufren terribles males y desgracias. Esos seres malvados siguen así su camino sin que nadie sospeche de ellos, haciendo daño a su paso."

Tito había vivido una aventura inolvidable que casi le cuesta la vida. Pero también había aprendido dos cosas muy importantes: que no todo lo bello es bueno ni todo lo bueno es bello, y que debía escuchar más a su mamá cuando le daba indicaciones para que él creciera sano y feliz.

Fin


Leer otros cuentos
Volver a Leer otros cuentos

| cuentos infantiles |
CuentosJunior.Com | Privacidad | Cuentos infantiles, Canciones infantiles y Cuentos Populares. Juega y aprende!