Los tres cerditos

Hace mucho tiempo, tres cerditos se fueron a probar fortuna.
El mayor encontró un montón de paja y se hizo una casa con ella.
Al cabo de un rato llegó el lobo y llamando a la puerta dijo:
- Cerdito, cerdito, déjame entrar.
Y el cerdo respondió:
- No, no, que me comerías.
Entonces el lobo exclamó:
- Muy bien, ya que no quieres dejarme entrar, soplaré y haré que se te caiga al casa.
Así lo hizo. La casa se cayó y el lobo se comió al cerdito.

El segundo cerdito encontró unos troncos por el camino y con ellos se hizo una casa.
Poco después llegó también el lobo, sopló y la casa se cayó. Y también se comió al segundo cerdito.

El tercer cerdito, que era el más pequeño, se construyó una casa muy fuerte. Se la hizo con unos ladrillos que encontró.
Otra vez llegó el lobo y soplando, quiso tirar la casita. Pero por más que sopló y sopló, la casa no se cayó.
Entonces el lobo quiso engañar al cerdito.
- Cerdito, allí en aquel campo hay unos nabos muy ricos. Si vienes, mañana a las seis en punto, yo te los enseñaré.

Al día siguiente, el cerdito se levantó a las cinco y se fue corriendo a buscar los nabos.
Cuando llegó el lobo, los nabos ya estaban en la olla.
Al darse cuenta, el lobo se enfadó mucho y otra vez quiso engañar al cerdito.
- Mira, cerdito. En aquel huerto hay unas manzanas muy buenas. Podemos ir a buscarlas. Mañana a las cinco vendré a buscarte.

El cerdito no dijo nada, pero a la mañana siguiente se levantó a las cuatro y se fue corriendo a buscar las manzanas.
Cuando iba a bajar del manzano, llegó el lobo.
El cerdito le tiró una manzana muy lejos. Mientras el lobo la fue a buscar, para probarla, él saltó del árbol y se marchó a su casa.

Al día siguiente, el lobo volvió y le dijo:
- Cerdito, esta tarde hay feria en la ciudad. A las tres vendré a buscarte.
Como de costumbre el cerdito salió de su casa antes de la hora.
Fue a la feria, compró una bota y la llevó rodando hacia su casa.
Antes de llegar a ella, vio al lobo que iba a la feria.
Entonces, el cerdito se metió dentro de la bota y la hizo rodar por la pendiente de la montaña, con tanta fuerza, que el lobo se asustó y se escondió en su cueva.

Más tarde, volvió a la casa del cerdito y le explicó lo que le había sucedido.
El cerdito le dijo:
- ¿Tuviste mucho miedo? Era yo quien iba dentro de la bota.
El lobo se enfadó tanto que quiso entrar en la casa del cerdito por la chimenea.
Pero al bajar, se cayó en la olla de agua que estaba en el fuego y se murió.


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